sábado, 7 de febrero de 2015

Escrito del Sr. Obispo con motivo de la Jornada contra el hambre de Manos Unidas 2015

ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE
 
Queridos diocesanos:
 
La campaña de Manos Unidas de este año 2015 se propone hacer un balance del cumplimiento de los Objetivos del Milenio, un compromiso firmado por 189 países en el año 2000. Pretendían terminar con el hambre y las desigualdades. Hoy se puede decir que algo se ha conseguido, pero que todavía falta mucho por hacer. Una cosa hemos de subrayar después de este recorrido: No vale considerar solamente las dimensiones del hambre en el mundo sin ir a sus causas. Necesitamos una economía y una política al servicio de las personas y sus necesidades; un mundo donde se escuche la voz de los más débiles.

Manos Unidas, en su campaña contra el hambre en el mundo, sigue en su lucha por la causa. El número de personas que pasan hambre asciende hoy a 805 millones, según la FAO. Manos Unidas necesita la colaboración de todos para seguir luchando contra el hambre, la deficiente nutrición, la miseria, la enfermedad y la falta de instrucción. “El crecimiento en equidad –enseña el papa Francisco- exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo” (EG 204).
 
El lema de este año solicita la implicación de todos: “Luchamos contra la pobreza, ¿te apuntas?”. Con él se pretende contagiar que es posible un mundo sin hambre e invitar a ser constructores de un desarrollo social y cultural centrado en las personas. ¿Te apuntas? Es una llamada a la solidaridad y al compromiso con los más desfavorecidos. ¿Te apuntas a acercarte a los pobres y a caminar con ellos? Vivimos en un mundo en el que la indiferencia se ha globalizado y, para transformarlo, necesitamos recuperar, desde la justicia y la caridad, el significado más profundo de la solidaridad.
 
Manos Unidas, organización de la Iglesia a favor del Tercer Mundo, lucha para erradicar las tres hambres que le afligen: “Hambre de pan, hambre de cultura y hambre de Dios”. Saben muy bien que  “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Ha escrito el papa Francisco que “la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual (…) La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria” (EG 200). Téngamoslo todos muy en cuenta.
 
Animo a las voluntarias de Manos Unidas en la diócesis de Mondoñedo-Ferrol a que sigan financiando proyectos concretos de desarrollo del Tercer Mundo. Poco a poco esta organización de la Iglesia se está extendiendo por diversos lugares de nuestra diócesis y va encontrando nuevos colaboradores.
 
+ Mons. Manuel Sánchez Monge
Obispo de Mondoñedo-Ferrol
 

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